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PAPARAJOTE



Ernest Hemingway se distinguió siempre por ser amante de las tradiciones españolas. Los encierros de Pamplona son famosos, en parte, gracias al escritor estadounidense. Le encantaba España y le encantaban los toros. Pero seguramente no se quedó tan encantado con Murcia ni con su plaza de toros. Estaba el pobre disfrutando en La Condomina cuando un desaprensivo, aprovechando que el americano estaba atento al ruedo, le levantó el billetero con nueve mil pesetas de la época. Que era una pasta en el año 1959.

Así que, como los cajeros automáticos escaseaban en la época, al pobre lo tendrían que invitar a cenar. Y aquí solo podemos suponer en qué consistiría esta cena. Se pondría ‘morao’ y olvidaría el disgusto. Porque, para qué negarlo, en Murcia se comía muy bien en el año 59 y se come muy bien ahora.

Pero a la hora del postre los murcianos tenemos muy mala leche y tendemos a ‘trolear’ a los visitantes. La gracia consiste en servirle un postre que tiene una pinta brutal. El comensal le dará un ávido mordisco y acabará masticando parte de una hoja de limonero. Que hay que tener coraje y mala leche para no avisar de cómo se come este delicioso y engañoso postre. Al premio Nobel seguro que le gastaron la bromita. “Menudo día, menuda tierra de desalmados”, pensaría el maestro.

Este postre es el paparajote. Un delicioso y sencillo manjar de los muchos que se pueden degustar en estas tierras murcianas.

Delicioso y muy sencillo de hacer.

Ingredientes para 8 personas

1 Huevo L

250 ml de Leche

La ralladura de un limón pequeño

Levadura química (1/2 sobre o 2 cucharaditas)

225 gr de harina de trigo (aproximadamente)

Aceite de orujo de oliva o de girasol para freír

30 hojas de limonero (aproximadamente)

150 g de azúcar (aproximadamente)

10 g de canela molida (aproximadamente)

ELABORACIÓN:

Comenzar lavando y secando con suavidad las hojas de limonero, que deben ser muy frescas, flexibles y aromáticas. Mezclar en un plato ancho o cuenco el azúcar y la canela del rebozado y reservar; preparar un plato con varias hojas de papel de cocina y una fuente de servir.

 

Batir en un recipiente amplio los huevos con una cucharada de azúcar, la ralladura de medio limón, y una pizca de canela; añadir la leche y batir un poco más. Incorporar la levadura y la harina tamizada poco a poco, removiendo con las varillas hasta tener una masa como de crêpes más espesa, pero no en exceso.

 

Debe tener la consistencia necesaria para adherirse a la hora de limonero dejando una capa fina, que irá goteando si la dejamos en vertical. Reposar unos 10-15 minutos e ir calentando una sartén o cazuela con abundante aceite de orujo, de girasol o de oliva virgen extra.

 

Paparajotes Pasos

Controlar la temperatura con un termómetro para mantener el calor óptimo; si se calienta demasiado se nos quemarán los paparajotes muy rápido, y si está frío no se cocinarán bien y quedarán grasientos. Debe alcanzar una temperatura de unos 170-180ºC, sin humear.

 

Embadurnar las hojas de limonero por ambas caras sujetándolas con el rabito, dejando que caiga el exceso apoyándolas un poco en el lateral del recipiente, y echar a freír. Dar la vuelta con la espumadera a medida que se vayan dorando por cada cara; depende del tamaño y la masa, pero no deberían tardar más de 2-4 minutos.

 

Dejar escurrir sobre papel de cocina y rebozar en el azúcar con canela cuando aún sigan ligeramente tibios. Continuar poco a poco con las demás hojas hasta terminar.

 

 

Desde luego, seguro Hemingway no había probado hasta la fecha postre más delicioso. Y tan bueno sería que tras salir de nuestra tierra y llegar a Madrid declaró que “Murcia es una bella ciudad, donde tengo muchos y buenos amigos”. Y estas declaraciones las hizo a pesar del robo y de la hoja de limonero.

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